Futuros arqueólogos en el Colegio

Fecha de publicación: Apr 20, 2010 9:33:16 PM

Crónica de una jornada arqueo-enológica en Pintia

José Mº Hernández Feu

¡De aquí nos sale algún arqueólogo! Estoy convencido. Y no lo digo porque sí, lo digo por el entusiasmo que demostraron nuestros chicos de 5º de Primaria a 2º de ESO el pasado sábado 17 de abril, al realizar ellos mismos un trabajo de campo en las excavaciones de una necrópolis de hace más de 2.500 años, para situarnos, de la Edad del Hierro de la Península Ibérica. Así es, vestido cada uno con un traje de aquel entonces, estuvieron desenterrando réplicas de huesos humanos en la necrópolis vaccea de la antigua Pintia, en Padilla de Duero, provincia de Valladolid. Atractivo, ¿verdad?

Nos costó un poco llegar, claro cuesta madrugar en sábado, y además el día no prometía mucho: lluvia desde que salimos de Madrid, niebla por Guadarrama… y para colmo, se nos rompió el limpiaparabrisas del autobús. Pero para sorpresa de todos, la mañana fue aclarando y conseguimos llegar a nuestro destino a la hora programada sin mayores vicisitudes. Allí nos esperaban Carlos, el profesor de la Universidad de Valladolid que dirigió la jornada, y sus ayudantes, el personal especialista. Lo tenían todo preparado para los chicos: los repartieron en tres grupos (Équites, Verracos y Cabezas Cortadas), les hicieron fotos individuales y con su equipo y, tras un breve desayuno y una charla introductoria, se los llevaron a los yacimientos.

El trabajo de campo de nuestro pequeños arqueólogos consistió en ver las excavaciones realizadas hasta la fecha, de manera especial la necrópolis vaccea de Las Ruedas en la que se han encontrado multitud de restos de nuestros antepasados prerromanos, que habitaron por allí hace unos 25 siglos y que llegaron a formar una población de unos 5.000 habitantes, cifra muy importante en aquella época. Junto a los restos humanos vieron los objetos con los que se realizaban los enterramientos: vasijas, cuencos, botellas, urnas cinerarias, objetos de hierro, ajuares guerreros, etc. También observaron la reproducción de una pira funeraria con la que los vacceos realizaban cremaciones de los familiares fallecidos.

De vuelta en el Centro de Estudios Vacceos, visitaron el museo, consistente en la exposición permanente de restos extraídos y un vídeo sobre los trabajos realizados por el centro. Por último, y ya en aula-taller, usaron un torno de alfarero para reproducir piezas cerámicas como las que habían visto: vasijas, cuencos, etc. que luego se llevaron a casa. Antes de salir, les dieron un diploma participativo, una orla con todos los compañeros y una foto de su grupo de trabajo.

Para no interferir con el trabajo arqueológico, no estuvo permitida la estancia de padres acompañantes junto a los niños, pero el plan alternativo no fue nada decepcionante. Visitamos el Castillo de Peñafiel, a tan sólo 4 km de allí, incluido el Museo del Vino. Tras un breve almuerzo, hicimos una visita a las famosas bodegas de Protos, con cata incluida. ¡Qué peligro con tanto vino exquisito a nuestro alrededor! El colofón fue la comida típicamente castellana en el Lagar de San Vicente, con sopas de ajo, chorizo de la olla, morcilla de arroz, y sin faltar el delicioso lechazo asado en el horno de leña, regado con buen vino de la tierra.

Y todo organizado milimétricamente por la Comisión de Ocio y Cultura de nuestra AMPA. ¡Así da gusto, me apunto a la próxima!